Lo que más le gustaba de pequeña era que su madre le contara el cuento de María Sarmiento. Además, quería ser exploradora y olímpica. No llegó a ser ninguna de las dos cosas, pero se dio cuenta de que con un libro en las manos podía ser todo lo que quisiera, y aquello le pareció tan increíble como hacer magia o volar.
Aprendió muchas cosas sobre los libros y sus autores en la universidad, y acabó trabajando en una librería. Allí conoció a muchos niños que habían descubierto lo mismo que ella: que los libros son magia y punto.
Ahora amasa libros y más libros como editora en Bruño, y escribe sus propias historias mágicas e increíbles mientras corre y corre soñando con ser olímpica algún día.
La colección Abracadabra, Cole de Magia es el mejor comienzo para una aventura sin final…